Entrevistamos a María del Mar Pérez Miguel, fisioterapeuta de ADISFIM

Entrevistamos a María del Mar Pérez Miguel, fisioterapeuta de ADISFIM

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María del Mar siempre quiso ser fisioterapeuta pero nunca pensó que acabaría trabajando en la atención a personas con discapacidad. A día de hoy, el campo de la diversidad funcional no lo cambiaría por nada.

Trabaja en ADISFIM desde 1995, siendo la fisioterapeuta más veterana de nuestro centro. Nos conoció casualmente; pasaba por nuestra calle en autobús, entró para ofrecerse como voluntaria y esa misma tarde recibió una llamada para empezar a trabajar.

Hoy, veintitrés años después, comparte con nosotros su experiencia y el gran conocimiento que posee sobre esta disciplina de la salud.


¿En qué consiste tu trabajo?, ¿qué aspectos de su desarrollo disfrutas más?

Trabajo con el objetivo de minimizar el impacto que las secuelas de las diferentes patologías tienen en la funcionalidad y en la calidad de vida de las personas.

Estoy especializada en varias áreas, pero la que más me gusta es la inducción miofascial, porque trata a la persona como una unidad.

Lo que más disfruto es el trato directo con cada persona; en ADISFIM no hablamos solo de una rodilla, un codo o un cuello, sino de todo el mundo que rodea al paciente.


¿Qué importancia crees que tienen las emociones en tu trabajo?

Si no conectas con la persona, si no eres capaz de ponerte en su lugar, la efectividad del tratamiento se reduce a un tercio.


¿Qué cualidades consideras indispensables para que tu labor sea lo más efectiva posible?

Humanidad, empatía, sensibilidad, gran sentido del humor. Junto con profesionalidad, formación continua, inquietud y capacidad de resolución y toma de decisiones.

¿Qué destacarías de las dinámicas de trabajo y del equipo humano de ADISFIM?

La dinámica de trabajo de ADISFIM se ha ido elaborando a lo largo de los años y se ha modificado según las necesidades de cada momento, pero la esencia sigue siendo la misma; velar por el bienestar físico, psíquico y social de las personas con discapacidad física.

Destaco el esfuerzo que no se ve a corto plazo, pero a fecha de hoy, nos avalan años de trayectoria con una lenta pero progresiva mejoría. Hemos tenido que saltar obstáculos que amenazaban incluso con el cierre de la asociación, pero aquí estamos, con un gimnasio equipado y con nuevos profesionales en distintas áreas. Fuimos declarados de Utilidad Pública y tenemos un certificado ISO de Calidad.

Además, ADISFIM está presente en multitud de actos sociales y se organizan varios eventos de ocio a lo largo del año, como las Miniolimpiadas, el Día del Ictus, el Día Solidario de las Empresas o el Día de la Fisioterapia.

El motor de todo es la motivación y la ilusión que pone todo el equipo, tanto trabajadores como Junta Directiva.

¿Qué te parece el proyecto para el nuevo centro?

Me parece un sueño, porque cuando empecé a trabajar aquí no teníamos ni una sala de rehabilitación; nos cedían un gimnasio en el antiguo Imserso dos tardes a la semana y, poco a poco, se han ido consiguiendo muchas cosas.

Para mí sería un éxito profesional y personal porque me sentiría partícipe de una gran labor social. El nuevo centro supondrá un punto de referencia para mucha gente que, tras el alta hospitalaria por un problema de salud que conlleva la aparición de una discapacidad, no sabe adonde dirigirse, y ahí está, y estará, ADISFIM para dar un poco de luz a ese momento.



¿Hay algún paciente o usuario cuya actitud, fuerza, humor, te hayan marcado especialmente?

Más de uno, esa actitud es el denominador común aquí. Por ello no me gusta el término "minusválido" o "discapacitado", porque una persona con limitaciones también puede sacar su carrera universitaria o ir a trabajar todos los días.

Recuerdo especialmente a una mujer polaca, que vino a España con su hijo, huyendo de una situación de maltrato. Estando en España perdió la movilidad en la mitad de su cuerpo y a los pocos meses se rompió la cadera tras una caída. El médico no quiso operarla, su hijo terminó abandonándola, todo era un drama en su vida, pero ADISFIM logró que la aceptaran en una residencia y cuando se lo comunicamos nos trasladó, en su poco español, que había tenido mucha suerte de conocernos.

¿Cómo ves en nuestra sociedad la integración social de las personas con alguna discapacidad?

Es una lucha constante de este colectivo porque nadie que no esté implicado directa o indirectamente va a proponer algo para lograr la plena integración. Aún estamos a años luz de la educación social en la diversidad.

Para terminar, ¿cómo animarías a la gente a colaborar con un donativo en la campaña “Contigo logramos sueños”, para que ADISFIM pueda seguir creciendo y disponer de más recursos que le permitan ayudar a más gente?

Tratando de concienciar de que no es un problema ajeno. Nosotros o nuestros seres queridos podemos pasar por una situación así en cualquier momento, y si, cuando ocurra, tenemos un centro de referencia donde nos orienten sobre cómo retomar nuestra vida, pues eso será un gran alivio.


Terminamos nuestra conversación con María del Mar recordando los buenos momentos compartidos en ADISFIM, como la celebración de su boda en la asociación; los socios le prepararon una fiesta con tuna, regalos, baile… Y la Navidad, que aquí siempre es una época emotiva. En sus propias palabras: “Para nuestros pacientes el mayor premio sería no necesitar a nadie para salir a pasear, poder comer y vestirse solo. Esto me lo dijo una señora y ese día salí del trabajo saboreando ese premio gordo que tenemos, y que no apreciamos, aquellos que no tenemos discapacidad.”

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